Lawfare o justicia legítima: la condena a Cristina Fernández divide a juristas en Argentina


 Actualidad Jurídica

El reciente fallo que condena a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner a seis años de prisión por corrupción reabrió una grieta profunda entre juristas, académicos y analistas políticos en Argentina. El núcleo de la discusión gira en torno a si el proceso fue un juicio justo o un caso de lawfare, es decir, persecución judicial con fines políticos.

La sentencia, emitida por el Tribunal Oral Federal N.º 2, encontró culpable a la exmandataria por administración fraudulenta en la concesión de obras públicas a la empresa Austral Construcciones. Si bien Fernández conserva fueros como senadora y no irá a prisión de inmediato, la condena tuvo un fuerte impacto simbólico y jurídico.

Desde sectores afines al oficialismo, se cuestionó la imparcialidad del tribunal, el uso selectivo de pruebas y el contexto político en que se desarrolló el juicio. Juristas como Raúl Zaffaroni advirtieron que el proceso mostró características típicas del lawfare, donde se judicializa la política y se politiza la justicia.

En contraposición, juristas cercanos a la oposición sostienen que el juicio se llevó a cabo respetando todas las garantías procesales y que la condena se basa en pruebas suficientes sobre desvío de fondos públicos. La Corte Suprema, aseguran, tendrá ahora la oportunidad de ratificar la legitimidad del fallo en instancias superiores.

El debate alcanza además a los medios de comunicación, que han sido actores activos en la construcción del relato de uno u otro lado. Mientras algunos canales denuncian persecución judicial sin pruebas, otros destacan que la corrupción estructural en la obra pública exige sanciones ejemplares.

Desde el punto de vista jurídico, el caso plantea interrogantes sobre los límites del poder judicial, la separación de poderes y el uso del derecho penal como herramienta de control político. Organismos internacionales, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, han llamado a garantizar procesos transparentes, sin injerencias indebidas.

El caso pasará ahora a la Cámara Federal de Casación y eventualmente a la Corte Suprema. Su desenlace marcará un hito no solo en la carrera política de Cristina Fernández, sino en la jurisprudencia penal argentina contemporánea.

Fuente: El País

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